lunes, 11 de abril de 2011

El Privilegio de Ser Rosacruz

El Rosacruz

Por Mario Salas, FRC
En la Antigüedad, las Escuelas de los Misterios estaban formadas por los sabios, los primeros científicos, místicos y filósofos, que trataban de indagar los secretos de la naturaleza. Sólo a las personas que se les consideraba calificadas para recibir la sabiduría, después de una larga preparación se les permitía la entrada a estos sitios de conocimiento. La sabiduría de aquella época constituye los cimientos de la mayoría de nuestras artes y ciencias de hoy.



En los tiempos presentes, prevalece esa antigua tradición y solo se dan los conocimientos a quienes se considera que son merecedores de recibirlos. Esta sabiduría va pasando de generación en generación, cual antorcha olímpica helénica, en su carrera ascendente del espíritu, que el rosacruz lleva en alto para alumbrar los últimos bastiones del perjuicio y la ignorancia. He aquí el gran privilegio que tiene el rosacruz, pero, al mismo tiempo, tiene una gran responsabilidad, al darse cuenta que solo hay equivocados en este camino, que necesitan las radiaciones perfectas de luz, producidas por esa antorcha que lleva en alto, la cual siempre debe estar alimentada con el aceite de la comprensión, la tolerancia y el amor.

Antes de tener el privilegio de ser rosacruces, vivimos en un mundo de oscuridad, dando tumbos, cayendo y levantándonos sin encontrar la verdadera razón de nuestra existencia; éramos esclavos de las circunstancias y echábamos la culpa a la vida. Ahora vemos claro y nos damos cuenta que nosotros somos los complicados, y que la vida es sencilla y hermosa, que vale la pena vivirla al engranarla con las maravillosas leyes que rigen el universo. Comprendemos que estamos purificándonos con el fuego del sufrimiento, y, al hacerlo, damos gracias al Dios de nuestro corazón, pues los problemas son necesarios para la purificación del hombre, lo hace más comprensivo con el prójimo. Nos damos cuenta de que el sufrimiento es como el viento que sopla sin obstáculos; en el llano, mudo corre y vuela, pero al estrellarse con la rosa enhiesta, silba su más bella sinfonía de amor. Pero también nos enseña que no debemos sufrir como corderitos indefensos, ya que tenemos las herramientas que nos da este conocimiento maravilloso, para defendernos de las espinas y los abrojos del camino, puesto que la verdadera tolerancia, es la que se guarda con dignidad y el hombre necesita un mínimo de este atributo para vivir en armonía con el Cosmos. Así el rosacruz, al echar una mirada retrospectiva, puede comparar y ver claramente su crecimiento espiritual, que poco a poco le lleva a ser maestro de las circunstancias y no esclavo de éstas. Cual jugador de ajedrez, que goza con resolver los problemas frente a él, el rosacruz también mueve las piezas problemas y goza jugando con ellas en el gran tablero de la vida.

Realmente, recibimos tanto, tanto, tanto! por tan poco que damos de nosotros mismos, que no hay palabras en nuestro rico idioma Cervantino, para expresar el privilegio de ser rosacruces.

A través de las monografías, vamos conociendo mejor a nuestro peor enemigo, nosotros mismos, llevando a la realidad la antigua frase "nosce te ipsum", conócete a ti mismo; así nos vamos comprendiendo, vemos nuestros defectos, hasta estar capacitados para curarnos de mente y cuerpo. Tal como el labriego místico de la montaña, que prepara el terreno para sembrar la simiente y ésta fructifique en buena forma, comprendemos que nuestro cuerpo debe ser saludable para que las semillas latentes de nuestros poderes dormidos, despierten y afloren radiantes, en todo su esplendor, para beneplácito nuestro y tener el privilegio de ser mas útiles a la humanidad.

Lo que tan fácilmente estudiamos y comprendemos a través de las monografías, tiene el respaldo de cientos de años de experiencia; es el resultado del estudio e investigaciones de grandes sabios y eruditos. Nosotros usufructuamos todo este conocimiento, expuesto en una forma sencilla y amena, y, aún más, demostrable. Todo esto, se traduce en un valioso tesoro. Son leyes y prácticas que usamos para vivir mejor y llegar a tener Paz Profunda en nuestro corazón.

En el mundo profano existen miles de libros y literatura especulativa, acerca de la vida y sus leyes. La mayoría de los autores sustentan principios diferentes, que confunden al estudioso buscador de la verdad; en cambio, en nuestras monografías está el verdadero camino, ya que está basado en la experiencia, acentuando nuestra fe, no la fe ciega, sino la del hombre que piensa sin fanatismo, vale decir, la fe basada en el conocimiento.

Por mucho tiempo, el hombre ha buscado la felicidad; para esto ha ensalzado su ego, se ha enriquecido con bienes materiales e inclusive ha provocado guerras, en su loca carrera por encontrar ese algo que le acerque a la felicidad. Y así continúa la mayoría en ese camino tormentoso y sin brújula, de inquietud insaciable; cada vez quiere más y más, en esa ambición sin límites. Dentro de este caos, florecen los rosacruces, levantándose del cieno, como la flor de loto que surge del charco mostrando su corola hermosa, como un canto a la vida, en demostración tangible de que el hombre tiene dentro de sí lo que busca fuera de él.

He aquí uno de los tantos privilegios que tenemos, de saber cómo acercarnos a la felicidad, pues comprendemos que todo es vibración y tal como un instrumento musical de cuerdas, nos afinamos con el Cosmos, para vibrar en arpegios de armonía en el gran escenario de la vida. ¡Oh belleza incomparable, la Paz Profunda conseguida! ¡No admite comparación! Ni las quietas aguas de un lago azul se acercan a la sublimidad de la quietud interior.

Todos estos logros factibles del rosacruz, realmente no hay cómo compensarlos; no tienen precio. Y es por esto que cada vez estamos más convencidos de que la Orden Rosacruz, debe ser como un faro que ilumine al mundo y sus rayos de Paz lleguen a todos los ámbitos de la tierra; al caído en el camino, al intolerante, al equivocado, que dentro de su evolución, aún no alcanza a comprender estas maravillosas enseñanzas, que laboran por un mundo mejor, irradiando luz, vida y amor.

El despertar de la consciencia es el rosacruz, lo hace magnético, su personalidad crece, la cual lleva sin vanidad entre los profanos, aumentando el círculo de sus amistades. Este magnetismo produce respeto en el hombre y en la mujer: además de respeto, produce esa rara belleza que es la verdadera, pues viene de adentro. Resumiendo, el rosacruz, en cualquier reunión, dista mucho de ser un cuadro que cuelga de la pared. Otro tanto podríamos decir de la parte material que puede conseguir, pues sabemos que somos duales, materiales y espirituales; por lo tanto, para conseguir nuestro objetivo de Paz, es necesario también tener un mínimo de comodidades. Vemos pues que, en realidad, los conocimientos que recibimos a través de nuestros estudios son verdaderas herramientas que, al aplicarse a nuestra vida diaria, solucionan en forma más satisfactoria nuestros problemas.

La fe basada en el conocimiento nos hace libres y felices; así pues, también sembremos de bellas flores el camino. Hasta en los abrojos encontramos belleza, pues estos, como los sufrimientos, son parte de la vida, ya que al mirar a través de las lágrimas, obtenemos más comprensión, luz, vida y amor.