miércoles, 26 de septiembre de 2012

pobres trabajadores!!!...Si no se cumple la actual Ley Laboral..menos la "Reformada"..

Por poco más de cuatro décadas de vigencia de tal ordenamiento ha sido sistemáticamente violado por patrones y gobierno (aunque en estos menesteres las dos administraciones panistas se llevan la palma), de tal suerte que para ellos modernizar no es más que legalizar esas prácticas y llevarlas mucho más allá, aunque sea contrario al espíritu constitucional y a los intereses de los trabajadores, que forman la mayoría nacional. Opino que patrones y gobierno (federal actual) deberán estar orgullosos, porque dicha transgresión no la han limitado a la ley que ahora pretenden modernizar. Por la misma entrepierna se han pasado todas las normas laborales existentes: Para muestra..un botón: - desde la obligación de inscribir en el IMSS al total de sus trabajadores (a estas alturas sólo uno de cada tres), -con el salario que realmente pagan (suelen registrarlos con menor ingreso), y -cubrir íntegramente las cuotas respectivas (que evaden con frenesí), -hasta las más elementales medidas de seguridad e higiene laboral (recuérdese Pasta de Conchos o la ABC), -sin olvidar las del Infonavit y a la Constitución misma, en su capítulo relativo al salario mínimo, cuando menos. De hecho nadie sabe de qué se quejan, pues con tales violaciones sus utilidades han crecido velozmente, a la par de la precarización del empleo y la pobreza de los mexicanos. Y para colmo, todavía quieren que los trabajadores les den las gracias, porque según ellos todo es en su beneficio (de ser así, entonces por qué San Lázaro está rodeado por miles de ellos que protestan, ¡sorpresa!, contra la citada modernización). No es un secreto que si a lo largo de cuatro décadas los patrones, en connivencia con el gobierno, han hecho lo que se les ha pegado la gana con la obsoleta Ley Federal del Trabajo (cuyo arcaísmo, en todo caso, es responsabilidad del Congreso, no de los trabajadores), entonces habrá que imaginar hasta dónde llegarán con una reforma laboral "expedita, moderna y a modo". Lo mejor del caso es que sus promotores exigen a los mexicanos que les den las gracias, porque ellos serán los ganones. Por ejemplo, uno de los beneficios, según dicen, es que podrán contratarse por hora. ¿A cómo la hora?: siete pesos con 50 centavos, antes de modernizarse la legislación vigente; después habrá que esperar una paga menor. Ni para el camión, y en eso de la seguridad social la solución es sencilla: que no se enfermen. De la mano, patrones y gobierno sistemáticamente violan la Constitución y la ley laboral. Ordena la primera que los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos; los salarios mínimos profesionales se fijarán considerando, además, las condiciones de las distintas actividades económicas. Pues bien, en términos nominales el salario mínimo promedio nacional es de 60 pesos, en números cerrados, y en términos reales de 10 pesos, de acuerdo con la información de la mismísima Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, es decir, la institución encargada, por ley, de atender el citado ordenamiento constitucional y vigilar que nadie lo incumpla. De acuerdo con la Cámara de Diputados, en sus 95 años de vigencia el artículo 123 constitucional ha sido reformado en 23 ocasiones (ocho de ellas, 35 por ciento del total, en tiempos del neoliberalismo a la mexicana): la primera (6 de septiembre de 1929) durante el mandato de Emilio Portes Gil; la más reciente (24 de agosto de 2009), con Felipe Calderón como inquilino de Los Pinos. Una de las modificaciones (14 de febrero de 1972, creación de Infonavit) obligaba a todas las empresas a realizar aportaciones económicas a un fondo nacional de vivienda para que los trabajadores obtuvieran créditos baratos y suficientes para adquirir vivienda digna. A estas alturas, e independientemente de las cajas de cerillo que se construyen como vivienda de interés social, México registra un déficit mayor a 8 millones de viviendas. ¿Qué falló? Pues que, entre otros factores, un número creciente de empleadores, con la venia gubernamental y mucho antes de la moderna reforma laboral, se pasó por el arco del triunfo la ley respectiva.