lunes, 23 de enero de 2012

LOS DEBATES Y EL NUEVO REGLAMENTO ELECTORAL...VIABLE?

las reformas al COFIPE han sido implantadas precisamente para que los candidatos no se vean obligados a afrontar, sin anestesia ni otras protecciones, las durezas de unos saludables altercados en público..es la realidad que vivimosahora! Lo que es una realidad es que con o sin debates, la gente va a salir a votar y terminará por elegir a un candidato. Así de sencillo!! En la “transición democrática” los candidatos debían competir en condiciones de auténtica equidad, los partidos tenían que elegirlos en procesos internos abiertos y trasparentes, los ciudadanos debíamos estar en condiciones de poder valorar directamente el desempeño de estos aspirantes, etcétera, etcétera. Y así fue como llegamos a organizar discusiones públicas entre los competidores de los diferentes partidos y así fue también, como el tropezón de un candidato en uno de los susodichos debates se trasmutó luego en una especie de grito de guerra muy eficaz —el “Hoy, hoy, hoy” de Vicente Fox— y así fue, finalmente, como las quejas del candidato priista —“Me ha llamado chaparro, mariquita; me ha dicho ‘la vestida’, me ha dicho mandilón; ha hecho señas obscenas en televisión y, a mí, no es que eso me ofenda sino que está ofendiendo a las familias mexicanas con esos dichos, adjetivos y señas y con las majaderías que ha utilizado”— Lo que provocaron que esas familias mexicanas, justamente, tomaran sus lamentaciones como un signo de debilidad y le dieran la espalda. Había sido un exceso de libertad. Algo que, a estas alturas, resulta absolutamente inadmisible. Ahora con la nueva Ley electoral está expresamente prohibido, además, que los partidos políticos utilicen propagandas “negativas” en los medios (apartado J de la primera fracción del artículo 342 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales [Cofipe], que estipula que constituye una infracción de los partidos políticos “la difusión de propaganda política o electoral que contenga expresiones que denigren a las instituciones y a los propios partidos, o que calumnien a las personas”, lo cual, no me queda muy claro es que una crítica o una denuncia pueden volverse “denigraciones” o “calumnias” legalmente sancionables). Resulta así que en este país todo está bien o, dicho con más claridad, resulta que nadie, ninguno de los hombres públicos, ha hecho nada mal. La última ley electoral es tan oscura y enrevesada que los periodistas no saben, bien a bien, si pueden invitar a los precandidatos de un partido determinado a que se junten en un estudio de una estación de radio para discutir abiertamente sus propuestas. Y el IFE, para estos efectos, ya no es únicamente el ente encargado de supervisar y reglamentar los procesos electorales, y sanseacabó, sino que se ha convertido en una especie de gran controlador de los medios de comunicación. Tenemos así a un Gran Hermano desempeñando tareas de inquisidor que, desde un punto de vista estrictamente constitucional, no son atribuciones suyas y que, por si fuera poco, se adentran inquietantemente en los territorios de la libertad de expresión. Existen argumentos que sostienen que las reformas al Cofipe significan, un perjuicio para los propios partidos en tanto que limitan grandemente los espacios públicos para la discusión y el debate. aunque podría ser que han sido implantadas precisamente para eso, para que los candidatos no se vean obligados a afrontar, sin anestesia ni otras convenientes protecciones, las durezas de unos saludables altercados en la plaza pública; combates abiertos que deberíamos de calificar nosotros los ciudadanos, primerísimos interesados, en vez permanecer en la orilla como meros espectadores pasivos de sus comodones desempeños. Urge volver a modificar nuestra Ley Federal Electoral Hoy, en México, somos menos democráticos que hace unos años