jueves, 28 de abril de 2011

LA PERSPECTIVA DEMOCRATICA!!!




La gran fuerza del sistema democrático está fundamentada en la legitimidad que le otorga la elección (justa y libre) de la ciudadanía. En la medida en que la ciudadanía mantiene la fe en los futuros actos de los líderes electos, la democracia persiste. En cuanto la ciudadanía deja de sentir que el proceso electoral hace rendir cuentas, que no mejoran las condiciones o que la misma elección es fraudulenta, la democracia enfrenta un riesgo, claro ejemplo lo uqe se vive en nuestro país, y que empieza a sentirse en Sonora. No obstante, si hay algo que ha persistido en la historia de la humanidad es nuestra obstinación con la fe. Ya sea en el sentido religioso o en el sentido democrático electoral. Por eso mismo, mientras los actores políticos puedan jugar con este elemento perenne, la democracia puede mantenerse con base en promesas idílicas reflejadas en en alguos casos, en propuestas demagógicas y de baja calidad.


En cualquier caso, las nuevas prácticas democráticas que se vislumbran en el horizonte recurrirán a un discurso fundamentado en la esperanza del cambio. Lo que es implausible, es la consumación de un cambio que satisfaga a la población inmediatamente porque el deseo de la mayoría debe aprender a reconciliarse con los intereses de la minoría.

En México estamos al borde del proceso electoral federal que comienza, jurídicamente, el próximo 1 de octubre. Sabemos que los discursos políticos resultarán baratos, ya que, una vez en el poder, resultará demasiado fácil responsabilizar a otros (a la oposición legislativa, a los sicarios) de la incompetencia gubernamental. De esta forma, los políticos empiezan el juego ambivalente de jugar con la expectativa de la ciudadanía. El PRI y el PAN se compararán en el pasado inmediato porque ya han ejercido el poder, se dirán que lo han hecho mejor y que ha sido la culpa de los otros la medida de su incompetencia. El PRD y, en particular el Movimiento de Renovación Nacional, apelan ya a la idea fantástica de que pueden hacer valer un corte de caja y auguran una transformación radical en la estructura de poder. Esperemos que no todos mientan y jueguen con nuestras expectativas.

Si se vuelve a elegir el PRI, no podrá ser lo que era antes del 2000, si gana el PAN no puede vender más credibilidad que la prolongación de la situación actual. En cambio, si gana el PRD, la inevitable negociación con las élites actuales frenará cualquier intento por llevar a cabo una cacería de brujas.

La calidad de la democracia depende entonces de la calidad de las propuestas y de la capacidad de la ciudadanía de diferenciar el discurso demagógico del viable. En las elecciones pasadas en el estado de Guerrero, por ejemplo, no encontré en la página web de cualquiera de los tres candidatos una propuesta concisa de seguridad pública, a pesar de que los homicidios relacionados al crimen organizado ascendieron a 937 en el año previo a la elección. Es decir, con un elefante blanco en el cuarto, los tres candidatos evadieron el tema porque era barato colgarse de la baja escolaridad del electorado y porque nadie los cuestionó (una especie de colusión tácita entre los candidatos).

Sin una ciudadanía que reconozca las limitaciones de los actores políticos, que reconozcan la debilidad y limitaciones inherentes al proceso democrático, estaremos sometidos al mundo de Vladimir y Estragón, al mundo del absurdo democrático en el que no queda más que esperar por el mecenas, el Godot político que lo cambie todo. Y la esperanza de un servidor es que sea el PRI, ese mecenas.

Como sociedad tenemos la obligación de cuestionar la información que nos dan los políticos en competencia electoral y contrastar las propuestas que nos ofrecen en sentido económico, político y legal; todo esto mientras discernimos si las propuestas atienden a las necesidades más apremiantes de forma concisa. Es hora de demandar propuestas serias por parte de todos los candidatos y precandidatos mientras evitamos caer en el morbo que entraña la guerra sucia (que es inevitable porque las reformas al Cofipe no la limitan en internet). De esta forma, mejoraremos la probabilidad de que nuestro futuro político se construya con lo que hay y no con lo que un tal Godot nos pueda ofrecer.

La conclusión es que falta mucho por hacer...esa es la realidad