miércoles, 31 de agosto de 2011

El Sexenio de los Pésames

Le declararon la guerra al crimen organizado.
Y con esta declaración se han ido muchos de nuestros derechos. Se fue nuestra paz, algunos planes a futuro, la tranquilidad y posibilidad de recorrer carreteras de una manera segura, se fueron cosas positivas. Hoy en día, pensar que estamos seguros en cualquier lugar, es un pensamiento al que ya no tenemos derecho. Nos quitaron ese derecho.
Entre más discursos y ruedas de prensa que escucho sobre los recientes atentados a personas inocentes en Monterrey, porque aunque fuese en contra del casino, aquí lo que importa es la pérdida de vidas inocentes, no siento más que coraje de escuchar palabras acartonadas y huecas: es imposible estar dando y dando el pésame todo el tiempo sin admitir que en esta guerra, no vamos ganando.
Y que frustrante es la idea sola de pensar que este atentado quede impune al igual que muchos de los que hemos tenido conocimiento. Familias de migrantes siguen esperando justicia por lo sucedido hace ya un año en San Fernando. Faltan respuestas al atentado de Michoacán en septiembre del 2008. El reciente crimen en el centro educativo en Ciudad Juárez, que dejó a madres inocentes heridas, que esperaban la salida de sus niños. Los terribles ajustes de cuentas en Torreón y demás ciudades del norte del país y, los diarios enfrentamientos, persecuciones, granadazos, balaceras, que terriblemente están convirtiéndose en algo habitual en nuestra sociedad.
Aquí el problema es que esta enfermedad llamada inseguridad que está padeciendo México es demasiado fuerte. Aunque se lograra una real comunicación y coordinación entre autoridades de seguridad pública de los distintos órdenes de gobierno, esta enfermedad no cede, ¿pero, porqué no cede? Tal vez nuestra medicina (el sistema planteado) es muy limitada en comparación a la magnitud del mal.
Necesitamos dejar de aventar culpas, porque eso es muy fácil y más cuando lo hace el gobierno de un color al de otro color, lo difícil es, sin duda alguna, sugerir cambios o alternativas que resulten mejor a lo que en un inicio se propuso. Pero tampoco podemos aceptar que las autoridades sigan tapando el sol con un dedo. Tal vez necesitamos que nos muestren que realmente sienten las pérdidas humanas admitiendo que los recursos legales, institucionales y económicos no han sido suficientes para hacer frente a esta guerra. Tal vez es momento de tomar la decisión de evitar la muerte de un inocente más y pedir ayuda