lunes, 22 de octubre de 2012

Sabes Qué es eso del Nican Mopohua?

Nican mopohua es el nombre con el que se conoce ampliamente el relato en náhuatl de las apariciones marianas de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac, al norte de la actual Ciudad de México. Nican mopohua (que puede traducirse como Aquí se narra) son en realidad las dos primeras palabras de este relato cuya autoría (según el editor Luis Lasso de la Vega) es de Antonio Valeriano. El Nican Mopohua está contenido en un libro más amplio, el Huey tlamahuiçoltica o El Gran Suceso publicado en 1649. El título de esta obra en realidad es Huei tlamahuizoltica omonexiti in ilhuícac tlatohcacihuapilli Santa María Totlazonantzin Guadalupe in nican huei altepenáhuac México itocayocan Tepeyácac (en náhuatl, "Por un gran milagro apareció la reina celestial, nuestra preciosa madre Santa María de Guadalupe, cerca del gran altépetl de México, ahí donde llaman Tepeyacac"). El Huey Tlamahuizoltica fue publicado por el bachiller Luis Lasso de la Vega,(1605-1660), a la sazón vicario de la capilla del Tepeyac, y contiene, entre otras cosas, el relato de las apariciones: Nican Mopohua de Antonio Valeriano quien según Luis Lasso de la Vega el propio Antonio escuchó de Juan Diego, contiene también la lista de los milagros: Nican Motecpana de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl. El relato original del Nican Mopohua consta de 36 páginas y fue publicado en 1649. Antonio Valeriano Antonio Valeriano (Azcapotzalco, 1522? - 1605), noble y letrado nahua. Estudió y fue posteriormente profesor y rector en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, dirigido por los franciscanos. Fue uno de los más notables discípulos y asimismo informante de fray Bernardino de Sahagún y de Fray Andrés de Olmos. Podía escribir fluidamente y con elegancia tanto en su idioma natal como en español y latín.
Glifo azteca que representa a Antonio Valeriano. Sahagún se refiere a él como "el principal y más sabio" de sus estudiantes. Se casó con Isabel Huanitzin, descendiente del linaje real tenochca y hermana del historiador Hernando de Alvarado Tezozómoc. Debió tener descendencia, porque en 1620 su nieto, llamado Antonio Valeriano "el joven", fue también gobernador de Tenochtitlan. Durante muchos años Valeriano se desempeñó como gobernador de Azcapotzalco y hasta su muerte, de la parcialidad indígena de San Juan Tenochtitlan. Se le atribuye la autoría del Nican mopohua, el relato de las apariciones guadalupanas.3 Sobre su aspecto y costumbres solamente sabemos que vestía a la española, para lo cual recibió una licencia especial del virrey. Murió en 1605 y fue enterrado en el convento franciscano de la ciudad de México. Nican Mopohua. Texto traducido Éste es el documento histórico en el que se relata las Apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe al Beato Juan Diego, indígena azteca, ocurridas del 9 al 12 de diciembre de 1531. Es un escrito originalmente en lengua náhuatl "lingua franca" en Mesoamérica, y todavía en uso en varias regiones de México. A pesar de que muchos documentos indígenas comienzan con el Nican Mopohua, estas dos palabras iniciales han permanecido por antonomasia para identificar este relato. El título completo es: "Aquí se cuenta se ordena como hace poco milagrosamente se apareció la Perfecta Virgen Santa María, Madre de Dios, nuestra Reina; allá en el Tepeyac, de renombre Guadalupe". Este relato es la principal fuente de lo que sabemos sobre el Mensaje de la Santísima Virgen al Beato Juan Diego, a México y al Mundo. La copia más antigua se halla en la Biblioteca Pública de Nueva York Rare Books and Manuscripts Department. The New York Public Library, Astor, Lenox and Tilden Foundation. El autor del documento fue Don Antonio Valeriano (1520-1605), sabio indígena y aventajado discípulo de Fr. Bernardino de Sahagún. Valeriano recibió la historia por el mismo Juan Diego, quien murió en 1548. En cuanto al argumento del documento: es la narración de la evangelización de una cultura donde la ayuda de Dios y de la Virgen fue evidente. Por medio de un estilo correcto, digno y sólido uno se da cuenta que esta evangelización llegó hasta la más profunda raíz de la cultura pre-hispánica, llevándose a realizar la de dos pueblos irreconciliables. En la plenitud de los tiempos para América aparece María Santísima portadora de Cristo. Hay una identificación de lo esencial de la Biblia: -Cristo, centro de la Historia- (Juan 3,14-16) con lo esencial del Nican Mopohua (vv.26-27) y con lo esencial del mensaje glífico de la Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe: el Niño Sol que lleva en su vientre Santísimo. Finalmente, entre los protagonistas del relato están: · La Santísima Virgen que pide un templo para manifestar a su Hijo. · El Beato Juan Diego, vidente y confidente de la Sma. Virgen. · El Obispo Fr. Juan de Zumárraga a cuya Autoridad se confía el asunto. · El Tío del Beato Juan Diego, sanado milagrosamente. · Los criados del Obispo que siguen al Beato Juan Diego. · La ciudad entera que reconoce lo sobrenatural de la imagen y entrega su corazón a Nuestra Señora de Guadalupe. La fuente "príncipe" y documento guadalupano por excelencia, el Nican Mopohua, es obra del más insigne sabio indígena del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco: Don Antonio Valeriano. Sobre su autoría, ya los expertos no dudan. Recientemente, el Dr. Miguel León-Portilla y otros sabios han confirmado este aserto, por lo que indudablemente se trata de una obra del siglo XVI, compuesta posiblemente hacia 1556. Las características intrínsecas del texto, su riqueza de lenguaje y recursos estilísticos son elementos adicionales que confirman la datación de la obra en aquel siglo. Incluso cobra fuerza la tesis de que el propio Valeriano habría recogido de labios de su protagonista, el venturoso indio Juan Diego, la esencia, sino es que toda la relación del portento del Tepeyac. Recibe su nombre, como ya se dijo al inicio de este artículo, Nican Mopohua (en náhuatl "Aquí se narra…"), de las primeras palabras con las que inicia el texto, redactado en aquella lengua. Como se sabe, narra las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego y la milagrosa imprimación de la Sagrada Imagen en su tilma. Quien primero publicó el original náhuatl fue el capellán de la ermita, Luis Lasso de la Vega, en México, en 1649, bajo el título de Inin Huey Tlamahuizoltica. Miguel Sánchez escribe el primer libro, basado notoriamente en él, en 1648, pero no traduce el texto. Lo hará posteriormente Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, quien realizó una traducción parafrástica al castellano, misma que aprovechará el P. Francisco de Florencia en su obra La Estrella del Norte de México. Fernando de Alva Ixtlilxóchitl
Fernando de Alva Ixtlilxochitl Hijo de Juan de Navas Pérez de Peraleda y Ana Cortés Ixtlilxóchitl, es descendiente directo del señor acolhúa de Texcoco Nezahualcóyotl. Tampoco le falta sangre tenochca heredada de doña Beatriz Papantla, hija de Cuitlahuac, efímero penúltimo tlatoani ("soberano") de Tenochtitlan, vencedor de la Noche Triste. Nacido hacia 1568 probablemente en San Juan de Teotihuacan o Texcoco, como hijo de español y mestiza su educación es una mezcla de ambas tradiciones culturales, dominando tanto el nahuatl como el castellano. La síntesis de ambas herencias culturales se reforzará en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, donde estudiará. Posteriormente fue juez gobernado de Texcoco (1612), intérprete del Juzgado de Indios y gobernador de Tlamanalco (1621). Interesado en la escritura sobre la historia de su pueblo, recopila cantares antiguos e interpreta y vierte al nahuatl viejas pinturas que representan hechos y personajes históricos. De esta labor surgen varias obras, como las cinco relaciones de los toltecas, doce de la historia de los pueblos chichimecas, las "Ordenanzas de Nezahualcoyotl" o la "Historia larga" o trece relaciones de la noticia de los pobladores. Su deseo de recuperar el pequeño señorío familiar le hace escribir dos memoriales, "Sucinta" y "Sumaria", dirigidos a los virreyes Luis de Velasco y fray García Guerra. Su obra más importante es la "Historia Chichimeca", escrita en castellano, donde recoge las pinturas, las relaciones de los indios viejos y los cantares de transmisión oral. Su visión texcocana de los hechos -Texcoco, aunque aliado de Tenochtitlan, conserva cierta rivalidad- debe ser contrastada con la visión más cercana a los tenochca de Tezozomoc. Falleció Alva Ixtlilxóchitl hacia 1648. Por su parte, el padre Luis Becerra Tanco, testigo de las Informaciones de 1666, en su momento elaborará otra traducción del Nican mopohua. Ya en el siglo XVIII, el caballero italiano, Don Lorenzo Boturini Benaduci hace (o manda hacer) una traducción literal. En 1886, el padre Agustín de la Rosa realiza una traducción directa, sólo que del náhuatl al latín. Ya en el siglo XX, el licenciado don Primo Feliciano Velázquez realizó una muy cuidadosa traducción al castellano, que se dio a las prensas en 1926. En ese mismo siglo, se ocuparon de traducir el texto también los sabios P. Ángel María Garibay (quien no pudo publicarla en vida) y P. Mario Rojas, cuya versión acaso sea la más conocida, la mejor y la más usual. Otras versiones, como la de don Guillermo Ortiz de Montellano, insisten en cuestiones de análisis filológico, o son ediciones críticas con muy eruditas consideraciones lingüísticas, etimológicas, históricas e incluso exegéticas, como la del P. José Luis Guerrero Rosado (El Nican Mopohua. Un intento de Exégesis, 2 vols., México, 1996-1998). El último año del siglo XX, sale a la luz una versión del ya aducido Miguel León Portilla, aparecida bajo el título Tonantzin Guadalupe. REPOSITORIO: Biblioteca Pública de Nueva York, Col. Ramírez. Monumentos Guadalupanos (removed from case 2), NYPL, Ser. I, vol. I, 207. (Ésta es la localización de la copia más antigua que se conoce).